No me lo puedo creer.
La traducción de Baldomero Porta, de la década de 1960, es la única traducción al castellano que tenemos de To Kill a Mockingbird. Sí, como lo oyes; la única. Y no es buena. A ver, que tampoco es mala, se deja leer, pero definitivamente no permite paladear la auténtica delicia que supone la lectura del original inglés. Y sí, es cierto que la traducción de este libro resulta particularmente compleja por muchos motivos. Pero, ¿una única traducción al castellano desde la publicación del original en 1961? ¿En serio?
Y es que el otro día me pedía una amiga que le recomendase una buena traducción en castellano de To Kill a Mockingbird. Pues bien, a pesar de los cientos de ediciones en nuestro idioma que existen de este libro, de los cientos de portadas y diseños diferentes que puedes encontrar en las librerías, en mercadillos o en tiendas de anticuario, todas, absolutamente todas las traducciones al castellano son una y la misma; la vieja traducción de Baldomero Porta.
En 2015 HarperCollins anunció una "nueva traducción" del To Kill a Mockingbird, pero a Belmonte traductores sólo le encargaron una revisión de aquella traducción -o se conformaron con ella-, y la verdad es que no sólo no supone mejora sino que casi diría que la empeora.
Y ya. No hay más.
Bueno sí; una novela gráfica a la que no he podido meter mano aún, traducida por Víctor García de Isusi, que por novela gráfica ya me resulta más atractiva que la traducción de Porta.
En fin; no me lo puedo creer. Y es que puestos a criticar, rechina hasta el título; "Matar a un ruiseñor". Aunque ciertamente resulta hermoso y particularmente evocador, permitidme una breve digresión al respecto.
Seguro que pocos sabréis lo que es un sinsonte. El nombre sinsonte se deriva de la pronunciación mexicana de zenzontle, que a su vez se deriva de centzuntli, una voz náhuatl que significa "el (ave) de las 400 voces". Por cierto, el náhuatl es nada menos que la segunda lengua en el mundo que vio publicada una gramática propia (escrita por franciscanos españoles), antes que el inglés o el francés y solo después del castellano. Pero perdón; sigo.
El sinsonte es un pajarillo de las Américas adulado por su divertido y variadísimo canto, imitador a su vez de los cantos de otras aves. De ahí su nombre original, "el de las 400 voces"; pero también en inglés, mockingbird, "pájaro que imita". Y de ahí también la relevancia del sinsonte como símbolo en el libro de Lee, no sólo por evocar la idea de inocencia (un "pajarillo") sino por evocar también la idea de imitación ("pájaro que imita"), una idea presente de manera insistente -y hasta inquietante- en toda la historia de Lee donde la imitación social y familiar de conductas, de ideas y también de prejuicios no cuestionados contrasta con la saludable curiosidad y valentía necesarias para aprender a desarrollar un pensamiento crítico y un comportamiento propio no necesariamente acorde con lo convencional, con lo vulgar, con lo que los demás hacen o esperan que uno haga.
Así, matar un sinsonte, después de descubrir qué es un sinsonte, permitiría evocar tanto la muerte del inocente, algo que sin duda "matar a un ruiseñor" consigue también trasladar, como la muerte o el fin de la mera imitación, algo que la adaptación hispana del mockingbird como ruiseñor corta de raíz.
Y no me resisto a incluir aquí una coña que he visto online; lo del ruiseñor por el sinsonte es como si en América retitulasen el Don Quijote de la Mancha como Don Quijote de la Pampa.
Pero sí, demasiado rollo por una evocación tan sutil y tal vez no tan relevante en el fondo. Claro que no he mencionado aún que el apellido de la familia protagonista es Finch, que significa pinzón, un pajarillo cantor relacionado con el sinsonte. O más relevante aún, que "burlón" es otro nombre dado en México al sinsonte (de hecho el mock en mockingbird también significa burla; literalmente, "pájaro burlón"), y que la burla también constituye un tema transversal en la novela de Lee. Pero estas son otras historias.
Hoy me quedo con el hecho patético de que una obra maestra como esta no haya despertado la necesidad editorial en ámbito hispano de plantear una sola traducción alternativa en 60 años. Aunque me temo que las editoriales son conscientes de que el valor de la traducción es inexistente a nivel popular y que la inversión no compensa (económicamente, digo) el beneficio que supone simplemente reimprimir o bien sacar una nueva edición con una nueva portada y un nuevo formato sin necesidad de variar apenas una coma de nuestra ya manida traducción, aunque sea de cuestionable calidad.
Y no; no confío en que la idea de un crowdfounding para (re)traducir un libro que se da por conocido y por leído, aunque sea buenísimo y merezca la pena, fuera a despertar interés alguno. Pero gracias ;)
Chema Nieto
Las Rozas, julio de 2024