¿Cómo es la voz de la conciencia de una persona sorda?
Respuesta de Chema Nieto
Depende completamente del caso y del tipo y grado de sordera. No obstante, las personas sordas tienden a pensar visualmente. Cuando las personas sordas sin ninguna capacidad de percibir sonidos establecen monólogos interiores suelen hacerlo bien en su lenguaje de signos particular o bien como una mezcla de signos y palabras escritas en el idioma que dominan (ser sordo no comporta dificultad alguna para la lectura), o incluso exclusivamente como palabras escritas y sensaciones o imágenes visuales difusas asociadas. Su capacidad de abstracción y de manejar conceptos complejos no se ve mermada por su incapacidad de "oír" o "articular" un lenguaje oral "interior". De hecho, la mayoría consideran bastante raro que los parlantes "oigamos voces" en nuestra cabeza -¡y ciertamente lo es! Por otro lado, no es extraño observar a un sordo "hablando" en sueños... ¡moviendo sus manos y no sus labios, claro!
De todas formas, cabe notar que no todos los que oímos pensamos igual. De hecho, el diálogo “oral" interno no es la única forma de pensar ni el sistema preferente de muchos individuos. Yo mismo, por ejemplo, aunque en ocasiones me absorbo en un auténtico monólogo interior, suelo pensar con imágenes y sensaciones difusas que, sin embargo, traducen pensamientos complejos. La mayoría de las veces que alguien interrumpe mi curso de pensamiento me descubro incapaz de traducir inmediatamente a palabras lo que estaba pensando, y si consigo hacerlo el proceso es arduo y exige un enorme esfuerzo de síntesis y reordenación. Hay mucha gente (varones, generalmente) a la que al preguntarle qué estaba pensando responderá con evasivas, dado el esfuerzo que supone convertir "aquello" en lo que pensaba en palabras. No es siempre cierto, pues, eso de que "los tíos no piensan".
Lo que sí es cierto es que se observa una mayor tendencia femenina a pensar con palabras (de manera discursiva, "recitando" lo que piensan) mientras que en varones esta tendencia se encuentra invertida, tendiendo más, en general, a pensar visual o quinestéticamente (con sensaciones), esto es, "sin palabras". Esto no es una regla, claro; tan sólo una tendencia observable utilizada en todo caso como anécdota para ejemplificar las distintas formas en que los no-sordos pensamos, en ocasiones sin ningún tipo de diálogo oral interno y de manera equivalente, en el fondo, al "lenguaje interno" de las personas sordas.
Efectivamente, las personas sordas, cuando describen cómo piensan, suelen referir un diálogo interno (en lenguaje de signos, visualizando lenguaje escrito, como una especie de lenguaje personal con lo que en su cabeza es el lenguaje oral o bien como una mezcla de todos ellos) o bien un discurrir de imágenes, sensaciones e impresiones difíciles de describir con palabras pero capaces de expresar el mismo grado de complejidad cognitiva que cualquier diálogo "oral", aunque exija posteriormente un ejercicio "extra" de traducción de dichos pensamientos a palabras.
Imagen: Pensar con Imágenes, Gustavo Gili
Ver también: Sarita y Nacho Vegas (relato)