Tripalium, Follicare, Controladores Aéreos
06/12/2010
El tripalium era una forma de tortura romana por la que se ataba a un hombre a tres palos y se le dejaba morir, tras atormentarle. La RAE afirma que nuestro vocablo “trabajar” procede del latín tripalium, tortura. Hay otros que sostienen que “trabajar” tiene su origen en el también latín trabs, traba. En todo caso, parece que, hace dos mil años al menos, la humanidad tenía claro que “trabajar” no era una actividad agradable. Cuanto menos, un derecho básico del ser humano. Nuestro lenguaje, y con él nuestra forma de percibir el mundo, se ha pervertido con el tiempo.
La Declaración de Responsabilidades y Deberes Humanos (DRDH), proclamada en 1998, es mucho menos conocida que su hermana, la Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH), de 1948. La DRDH supone un compendio de deberes, obligaciones y responsabilidades de los individuos, en tanto que miembros de la comunidad mundial, de organizaciones, agentes no estatales y de los estados. Se trata en suma de un recordatorio y de una expansión de lo sugerido en el artículo 29 de la DUDH, que liga germinalmente la existencia de derechos con la aceptación de deberes y responsabilidades para con la comunidad, para con el ‘otro’.
El término “huelga” proviene de holgar, del latín follicare, que necesita poca explicación. De ahí provienen “jolgorio”, “juerga” y también el más prosaico “follar”. En nuestra perversión actual, sin embargo, el festivo concepto de “huelga” es transformado en guerra, en tortura, en un acto colectivo que debe infligir un daño a la comunidad para resultar efectivo. Tripalium.
El tripalium huelguista hoy busca el modo de dañar, no sólo o no tanto al patrón como a la comunidad, de forma que, por causa de ese daño injustificado a inocentes, se ocupen espacios informativos, se genere tensión social y se movilice el tejido colectivo, da igual que sea en el sentido de dar apoyo al movimiento huelguista o en el contrario. La magnificación del acto de huelga a través de los medios de comunicación es el objetivo de la misma huelga, idealizado como motor del cambio.
Mientras, el tripalium original, el trabajo, se convierte en el último bastión, en la base de toda posibilidad de prosperidad, de riqueza y de felicidad. Se trata de una tortura abrazada por su séquito de mártires.
En este contexto, en el que follicare, la juerga y la huelga, implican dañar al otro, y la tortura es abrazada con éxtasis, resulta difícil concebir siquiera el concepto de responsabilidad. Y es que todo derecho conlleva un deber, una responsabilidad para con el otro. Derechos y deberes no son independientes. Así, el derecho a la huelga o el derecho a una baja laboral por enfermedad, suponen derechos que tienen ligados deberes y responsabilidades. Resulta contrario a razón valorar a quien, enarbolando derechos, se muestra irresponsable y abjura de sus deberes.
No obstante, en este convento de mártires torturadores, se apela con creciente firmeza a la emoción como base de racionalización. Determinado grupo es considerado héroe o villano atendiendo a una lógica emocional, sin que la “fría” información haga mella en el posicionamiento inicial. Una lógica que, por no ser lógica, es fácilmente maleable por comunicaciones globalizadas y simplificadas, que terminan por imponer argumentos dicotomizados, intransigentes, que además, logran fácilmente enfervorizar a sus respectivos acólitos.
Así se explica que un 80% de la población española esté dispuesta, hoy, a despedir a dos mil trabajadores, a condenar al paro a unos individuos cuya falta es habernos fastidiado las vacaciones. Sinvergüenzas. Por mis vacaciones, mato. Pero también se explica así que un 20% de la población española considere héroes a unos individuos que se muestran capaces, olé sus huevos, de paralizar a un país entero y de poner en jaque al gobierno, matarifes sin escrúpulos.
La facilidad con que distintos instrumentos y medios de comunicación son capaces de enardecer a buena parte de la población para que, de forma virulenta, confronten a una minoría o a otro grupo, es un peligro cuyas consecuencias son, desgraciadamente, familiares. Es necesario sustraerse al efecto coercitivo y homogeneizador de la masa, muy especialmente cuando nuestros propios argumentos se tornan claramente emocionales. Y es importante tratar de buscar y contrastar información antes de encender la mecha de nuestra antorcha y formar parte, con todos los demás, de un linchamiento.
Chema Nieto
Enlaces Relacionados:
Declaración de Responsabilidades y Deberes Humanos / Declaración Universal de los Derechos Humanos / El Efecto Masa y la Obediencia: Responsabilidad Diluida (bongobundos) / Secessio Plebis (wiki)
Wikipedia:
La Declaración de Responsabilidades y Deberes Humanos (DRDH) se realizó en el marco de la UNESCO y con el apoyo del Alto Comisionado de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, y fue proclamada en 1998 para conmemorar el 50 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en la ciudad de Valencia.
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