Decía Benedetti que los ángeles no hacen el amor con
sus cuerpos.
Y en el preciso instante del orgasmo ultraterreno, los cirros y los cúmulos, los estratos y nimbos, se estremecen, tremolan, estallan, y el amor de los ángeles llueve copiosamente sobre el mundo.”
Ay, Benedetti, ¿pa qué te has ido?
“Estaré donde menos lo esperes por ejemplo en un árbol añoso de oscuros cabeceos, estaré en un lejano horizonte sin horas, en la huella del tacto, en tu sombra y mi sombra, estaré repartido en cuatro o cinco pibes de esos que vos mirás y enseguida te siguen y ojalá pueda estar de tu sueño en la red esperando tus ojos y mirándote.”
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imagen de Daniel Mordzinski