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3 entradas de septiembre 2006

Munuza, Adosinda, Pelayo y la Batalla de Covadonga

Munuza

2. El Pelayo Astur (Barbaridades Patrias II)

Los árabes, al conquistar la Península Ibérica, no desmantelan la estructura de poder vigente sino que ejercen una forma habitual de tutelaje que consiste en asegurarse la lealtad de la clase dirigente y el pago de tributos. Esto lo consiguen en la mayoría de las ocasiones sin necesidad de recurrir al uso de la fuerza al asegurar, a cambio de impuestos razonables, los dominios de los nobles locales al tiempo que protegen la libertad de sus súbditos -incluidos los aspectos religiosos.

En este contexto es en el que podemos situar al gobernador Munuza en Gijón, comandando una pequeña guarnición encargada de asegurar el pago de tributos de la región.

Munuza, aventurero incansable y curtido por muchas batallas, conserva una inclinación especial por la música y un carácter claramente enamoradizo, como atestiguan sus siempre atractivas conquistas. Durante una visita al oriente Astur repara casualmente en la hermosa 

Adosinda

Adosinda, que canta en la ribera del río Sella, y se enamora perdidamente. Atestiguan viejos cantares que Adosinda le corresponde.

Muertos los padres de la hermosa, es su hermano Pelayo quien decide con quien esposarla y, en este caso, no consiente que la joven Adosinda se una al aventurero de piel tostada. Pero Munuza es terco y está enamorado. Hace uso de su posición y encarga a Pelayo, en calidad de noble local, la entrega de tributos a Córdoba. Pelayo no se puede negar y parte hacia la capital. El viaje dura meses. Munuza aprovecha su ausencia y se casa con Adosinda.

A su regreso, Pelayo monta en cólera y, joven, bárbaro, astur, trata de matarlos a ambos. Afortunadamente para la historia, apenas consigue atacar a la guardia de Munuza y debe huir para salvar la vida, logrando con increíble habilidad llegar a las montañas (los actuales Picos de Europa), donde finalmente se refugia.

Munuza y Adosinda vivirán su propio cuento rosa no apto para cardiacos. Mientras, el joven Pelayo logra convencer a los bárbaros asturianos de las montañas para que dejen de pagar impuestos al sinvergüenza de Munuza. Este, sintiéndose algo culpable y sin ganas en cualquier caso de batallar con el hermano de su mujer, hace la vista gorda.

Monje

Tres años después las noticias llegan a Córdoba; montañeses astures se niegan a pagar los correspondientes impuestos. El valí Anbasa teme que el ejemplo se extienda y, ante la negativa de Munuza de enfrentarse a Pelayo, decide enviar una expedición de castigo propia.

Esta expedición es comandada por un árabe, de nombre Alqama, y está compuesta tanto por musulmanes como por cristianos leales (lo que desluce un tanto el mito del levantamiento cristiano contra el dominador musulmán, supongo). En realidad, entre los miembros de la expedición de castigo encontramos no sólo a cristianos sino incluso a un obispo llamado Oppa, visigodo de pro, al que los fieles de Pelayo apresarán después de dar cuenta de todo el grupo en la cueva de Covadonga (la "Coba Dominica" que cuenta la crónica de Alfonso III).

Parece, pues, que la batalla de Covadonga no enfrenta a cristianos contra musulmanes, ni es tampoco una lucha de árabes contra visigodos. Se trata, en suma, de unos montañeses insurgentes que se enfrentan a una expedición que pretende castigarles por no haber pagado los impuestos que les correspondían. Y el hecho que origina toda esta historia es una bella muchacha cantando a la orilla de un río; un gobernador enamoradizo; un hermano celoso; unos montañeses con ganas de gresca...

Pero volviendo a la batalla, la derrota de Covadonga es de hecho tan terrible como inesperada y la huida del grupo liderado por Alqama se convierte en histeria cuando un desprendimiento sepulta a buena parte de los supervivientes. La historia llega a Gijón y Munuza y su guarnición, que ya estaban hasta el gorro de tanta lluvia, deciden abandonar las tierras de los astures.

Quieren algunos asegurar que Munuza fue muerto por hombres de Pelayo cuando intentaba huir. De estos hechos sin embargo no tenemos confirmación. Más aún, hay quien señala ciertas crónicas 

Pelayo

que describen a un tal Moun'za y a una joven de cabellos rojizos y tez de leche cerca del Guadalquivir. Y aún hay otros que aportan documentos que sugieren que el árabe y la bella se reconciliaron con Pelayo, y con la lluvia, y se quedaron a vivir en su recién formado reino.

En cualquier caso, y volviendo a la batalla: A pesar de no ser en absoluto consistente la identificación de la batalla de Covadonga con un enfrentamiento religioso entre cristianos y musulmanes, lo cierto es que Pelayo y sus astures inician una insurrección que consigue hacer desaparecer el dominio árabe de la región, dando comienzo a un reino que, trescientos años después, dominará buena parte de la Península Ibérica -lo que no es poco como mito histórico local.

Ahora bien, convertir al mítico Pelayo y a sus insurgentes en paladines del cristianismo frente al musulmán invasor no sólo es erróneo sino que constituye una más de nuestras barbaridades patrias.

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En fin, para desbaratar el mito de la Reconquista como supuesto enfrentamiento entre moros y cristianos necesitaría algo más de tiempo y espacio del que aconseja la prudencia motivo por el cual evito daros el coñazo y me voy a sobar.

Buenas noches.

chema nieto

fotografías recogidas de la web SIN consentimiento explícito


Bárbaros, Romanos, Godos, Árabes... Hispanos

Barbaro1. Historiografía Goda (Barbaridades Patrias I)

Los españoles éramos unos bárbaros antes de la llegada de los romanos. Esto no significa que lo hayamos dejado de ser, claro, pero antes de la invasión de Roma éramos oficialmente bárbaros, asilvestrados en mayor o menor medida según la distancia que nos separase del Mediterráneo civilizador; éramos bárbaros y poseedores de un legado cultural distintivo, tribal, sanguinario y heterogéneo, del que aún conservamos vestigios, no sólo arqueológicos.

En cualquier caso, la romanización de la Península Ibérica supuso una uniformalización cultural, y posteriormente religiosa -con la llegada del cristianismo-, así como una definitiva centralización política, que transformarían y tamizarían la esencia bárbara española.

Los visigodos eran otro tipo de bárbaros, ex-vikingos, "romanizados" en alguna medida tras siglos de peregrinaje europeo desde su Escandinavia natal, que invaden la península ibérica (siglo V) usurpando la 111_bone_barbarian_closeupestructura política centralizada heredada de Roma y arrogándose el derecho (como invasores y vencedores) de ocupar los estamentos dirigentes. Su fuerza es innegable, aunque sus luces escasas, de forma que, aunque consiguen mantenerse en las posiciones de poder, su influencia cultural en nuestro territorio es escasa.

Además, los visigodos nunca dejan de constituir una minoría en la península frente a la población hispana o hispano-romana, con la que apenas se mezclan. Los hispanos, por su parte, harán poco más que soportar a esta minoría constituida en élite. La conversión de los arrianos visigodos al cristianismo supone una influencia paradójica -de los conquistados sobre los conquistadores- que, en cualquier caso, consigue reforzar la posición de la minoría visigoda al ser apoyados definitivamente por la otra élite local, la religiosa.

Más bárbaros pues en la península, aliñados además con algún que otro inmigrante alano, suevo y vándalo que se había colado con anterioridad en nuestro territorio. Son curiosamente estos bárbaros visigodos, advenedizos y Hachaforzudos, los que la historiografía local que forja nuestros mitos nacionales pretende convertir en el origen de un reino propiamente español. Y cristiano. Sin comentarios.

Lo cierto es que la principal actividad de los visigodos durante los apenas dos siglos de ocupación del territorio hispano parece consistir en una constante y fratricida lucha por el poder. Así es como consiguen, en connivencia con un clero cristiano cada vez más poderoso, coronar a un rey tras otro en una alocada sucesión (salvo por honrosas excepciones), teniendo lugar además numerosas, si bien breves, escisiones territoriales allí donde un primo del Rey, un hermano, un hijo o un espontáneo reclama el trono. Unas luchas intestinas que culminan con los enfrentamientos tras la muerte de Witiza y la consiguiente invasión árabe y beréber de la península.

Bereber_3 La mayoría hispana (la población hispano-romana en contraposición a la minoría visigoda dominante) debió recibir al pueblo árabe cuando menos con indiferencia y cuando más con agradecimiento, pudiendo llegar a concebir a este pueblo mediterráneo y civilizado casi como a un libertador. Es sabido en cualquier caso que la resistencia militar visigoda resulta más débil de lo que cabría esperar, mientras que la hispana es prácticamente inexistente, lo que significa que muchas ciudades (Medina-Sidonia, Sevilla o incluso la capital Toledo entre otras) abren sus puertas a los árabes sin oponer resistencia.

Así es que en apenas dos años el gobernador árabe Munuza podrá ver el mar Cantábrico desde Gijón. Cuarenta años más tarde, en el 756, Abd er-Rahman I funda un emirato independiente de Damasco y en el 929 Abd er-Rahman III se proclama califa de Al-Andalus. Córdoba se convierte en el centro intelectual más importante de toda Europa. Cien años después Toledo compartirá el poderío cordobés bajo el reinado de Alfonso VI, el "emperador de las dos religiones".

Esta fantástica transformación, de bárbaros, romanizados y vueltos a barbarizar bajo el anodino poder visigodo, en una superpotencia intelectual, ocurre sin duda gracias al peculiar mestizaje que tiene lugar en la península durante estos doscientos años de dominación musulmana en los que, aderezados con nuestras naranjas y nuestros vinos, se unen moros y cristianos, judíos, bárbaros hispanos, árabes, suevos, bereberes, y hasta algunos godos, para formar el ascendiente de lo que hoy llamamos españoles.

Cruz_celtaEl mito pues del reino godo originario no deja de ser una de tantas barbaridades (nunca mejor dicho) patrias.

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A pesar de todo aún persisten en el imaginario colectivo dos mitologías que son parásitas de la anterior y que entroncan con la necesidad de legitimar un pasado cristiano al estado-nación español del siglo XV (y al actual según parece). Un pasado cristiano, que en cualquier caso es innegable desde los tiempos romanos, como ha quedado dicho, pero que no debería ensombrecer el legado de otras religiones en la península, incluidas la musulmana o la judía -aún a pesar de la ignominiosa expulsión y de la persecución inquisitorial-, ni de otras culturas anteriores y posteriores al cristianismo peninsular. Estas mitologías a las que hacía alusión son la del anti-musulmán Pelayo y la de la propia Reconquista.

Continuará.

 

Chema Nieto

fotografías recogidas de la web SIN consentimiento explícito


Family & Friends

Alfymaria_1 Pues por aquí, y a falta de presentaros Carvoeiro y contaros de los moros buenos y otras paranoias, colamos sesión fotográfica con la que comprobamos que estamos rodeaos de gente de bien.

Pa empezar el Alfi con María por tierras transatlánticas y disfrutando de la playa sin el engorro de tener que pringarse con bronceadores...

Papimami En estos momentos ultiman los detalles o los bultos, los boleros o quién sabe qué antes de abandonar tierras yankis pa tirar pa Buenos Aires.

Que os vaya bonito!

Maria Aquí los papis en plan espectacular en la boda de Juanma a la que no pudimos ir; ¡pero qué guapos que están! Y claro, entre otros, nos perdimos ver a Ratuky de gala y guapisísima y nos tenemos que conformar con las fotitas...

Sergioymireia ¡Ole mi prima!

Y hablando de bodas y espectaculares aquí están Sergio y Mireia, recién casaos y así de contentos. Lo dicho, rodeaos de gente formal...

De la que hace tiempo que no colamos fotos es de Claudita, que está pa comerla, pero en fin, a falta de nuevas imágenes de la peque -y de las que llegarán de Sergio cuando llegue- voy a colar una de Joaquín y Noe.

Jynoe Jé. Y ahora que pienso en gente formal aquí tenemos a la Bego entonando tonadas en el Bar de ChusCantaoracasachus. Pena no tener fotos de "la Jefa" al teclao en el concierto de Toño... ;)

Y pa terminar no podía faltar una más del Guille de Markinos y Anina. Ya nos ha dicho Ana que apenas sacaron fotos en Cerdeña (unas pocas cientos quiere decir). Esperando verlas (y veros) pronto todas (y a todos), ta lueguín.

Guille012