En los sesenta Irán se convirtió en una superpotencia moderna, rica y hasta culta, con las contradicciones inherentes que conlleva una monarquía tradicional impulsando una revolución social y económica.
[En la foto el Shah, relajado, conversa con Fereydoun Hoveyda]
Entre otros motivos, la represión interna impuesta por el servicio de inteligencia iraní -el infame Savak (Organismo Estatal de Seguridad e Información), creado con la inestimable ayuda de los Estados Unidos e Israel en pleno apogeo de la guerra fría, a finales de los cincuenta- contribuiría finalmente al descalabro de la monarquía, después de veinte años de desarrollo social y económico, a manos de comunistas e islamistas, con el beneplácito de la mayoría de la población.
[El Shah con Farah Diba]
Efectivamente, en el 78 el Shah es derrocado pero la represión Jomeinista, que acabará brutalmente con toda oposición incluida la comunista -sus iniciales aliados-, se hará con el dominio de la nación persa. La brutalidad del régimen islámico (chií) de Jomeini comenzará con una represión salvaje que tendrá su continuación en la inútil guerra contra Iraq, que comienza en 1980 y que servirá, además de para matar a cientos de miles de iraníes (e iraquíes), para consolidar la posición de la República Islámica de Irán y la de sus dirigentes.
[Teherán, años 70]
El Irán occidentalizado de los setenta se transforma inusitadamente y ante la aceptación tácita de la comunidad internacional en el país del velo; del bikini al chador en apenas dos meses. Mientras España estrena Constitución, los Persas se desvanecen bajo la fuerza de un gobierno fanático, religioso, brutal.
El sinnúmero de desmanes de la República Islámica de Irán continúan hoy castigando muy especialmente a su propia población. El espejismo de reforma del presidente Jatami a finales de los noventa desapareció pronto y el fantástico Ahmadineyad se cubre de gloria, con declaraciones espeluznantes como su reciente negación del holocausto judío, por no hablar de sus acciones (lapidaciones a mujeres adúlteras, pena de muerte a parejas homosexuales, encarcelamiento, tortura y asesinato de disidentes, etc, etc), en un país en el que, de hecho, líderes religiosos siguen ejerciendo el poder.
Su lema "muerte a Israel, muerte a Estados Unidos", prevalece aun a pesar de contar con un ejército patéticamente pertrechado con deshechos militares americanos o rusos, aunque muy, muy numeroso.
La cabezonería que impidió que Sadam Hussein declarase abiertamente que no poseía ningún armamento de destrucción masiva, permitiendo con ello justificar la invasión estadounidense de su país mientras trataba de defender su orgullo ante su propia población, es la que parece impedir a los dirigentes del régimen iraní aceptar la realidad israelí, abandonar sus proclamas anti-occidentales, así como suspender sus pretensiones nucleares.
La lucha por el poder en el oriente próximo sigue la ley del perro del hortelano y ha conseguido diezmar cualquier posibilidad de estabilidad en la zona. La sangría de Iraq en la que la que la minoría sunní, favorecida en tiempos de Sadam, lucha ahora contra los chiíes en el poder, a quienes tachan de 'vendidos a occidente', es un ejemplo de esta actitud de "todos-contra-todos, a cualquier precio". Ahora es Irán quien apoya a chiíes pero especialmente a sunníes contra los americanos en Iraq, y es el mundo árabe, y especialmente los sunníes en general, quienes temen que los iraníes (que ni siquiera son árabes) ganen adeptos tanto con su actividad en Iraq como con sus pupilos chiíes de Hizbulá, resistiendo frente a los israelíes.
La gran mayoría de musulmanes en el mundo (alrededor de un noventa por ciento) pertenecen a la rama sunní, quienes en general desprecian a los chiíes, segundo grupo en importancia, que, a su vez, sólo son mayoría en Irán, Iraq y en el Líbano (en este último país los musulmanes constituyen aproximadamente la mitad de la población, chiíes en su mayor parte).
Pero estas divisiones sólo parecen importantes momentáneamente. En el Líbano, aunque el gobierno se encuentra atomizado entre distintas adscripciones religiosas -o tal vez precisamente por ello-, la religión no consigue inmiscuirse en las cuestiones sociales o políticas. No ocurre lo mismo en Irán, en Israel o incluso en Estados Unidos, donde las proclamas de sus presidentes en nombre de Dios son frecuentes y donde los grupos de presión religiosos constituyen lobbys influyentes.
En cualquier caso, hoy el Líbano se estremece ante un ataque brutal que ahoga buena parte de las esperanzas libanesas. El equilibrio y el desarrollo conseguido quince años después de su guerra civil se ve más que amenazado por el bombardeo e invasión israelíes.
[En la imagen se aprecian los lugares bombardeados en territorio libanés a fecha de 21 de julio. Puedas actualizar la información en bloggin beirut]
La convivencia libanesa con Hizbulá y con los refugiados palestinos forma parte de sus equilibrismos sociales y políticos. Unos equilibrios que se han visto además amenazados por la invasión israelí del sur de su país (ocupado hasta 2000), por la presencia militar siria (hasta 2005), así como por las continuadas acciones bélicas de Hizbulá contra Israel, unas acciones que aunque políticamente pudieran considerar limitar (cosa que la democracia libanesa no ha podido plantearse hasta el momento ante el temor de una nueva guerra civil), ni policialmente ni con su limitado ejército podrían en cualquier caso detener.
Israel lleva soportando los atentados de Hizbulá así como el bombardeo esporádico con misiles tipo Katyusha desde hace años, por no hablar de los atentados palestinos. Por un lado Israel no aceptará jamás el regreso a sus territorios de los palestinos ni aceptará que estos se conviertan en ciudadanos israelíes, pues temen, probablemente con razón, que de esta forma desaparecería el estado israelí actual y con ello el sueño sionista. Así las cosas, aquellos que simplemente propugnan la expulsión de los judíos de sus actuales tierras, o aquellos que pretenden simplemente la destrucción del pueblo judío como tal, tienen las de perder -por mucho que tengan razón en cuanto a sus reivindicaciones territoriales.
La búsqueda de soluciones parece haber encontrado en los dos estados -uno israelí, otro palestino- la propuesta más factible, si bien es cierto que esta solución encuentra una negativa feroz tanto por parte de ciertos sectores judíos como por parte de determinados grupos palestinos y árabes.
Palestinos, árabes y judíos están hoy destinados a convivir. La violencia de uno y otro lado sólo consigue enardecer las razones de los más radicales. Mucho nos tememos que las mal afamadas escuelas coránicas no son las únicas en promover la violencia contra sus "enemigos", aunque son precisamente los jóvenes los que, con su endémica falta de memoria, pueden soñar con reconstruir el oriente medio en paz.
La población del norte de Israel ha aprendido a convivir con una violencia cotidiana, con sus alarmas antimisiles y sus refugios seguros. En territorios palestinos y en el sur del Líbano la pobreza, la enfermedad y la violencia israelí destruyen toda esperanza de mejora. Aun a pesar de los ataques terroristas es Israel quien debe contener el uso de su innegable fuerza superior para promover las expectativas de paz y desarrollo en toda la zona. No existe ninguna justificación posible para el actual bombardeo israelí sobre territorio libanés; la excusa utilizada, esto es, defenderse contra los ataques de Hizbulá (o de Hamás en Palestina), supone una fachada desesperante que no puede ocultar la ineficacia, incluso a corto plazo, de las medidas bélicas que sólo logran multiplicar la frustración, la victimización y el odio, y con ello las respuestas bélicas, terroristas o suicidas de una población desesperada.
La sanidad, las escuelas, el desarrollo social y económico y el firme deseo de paz por parte del más fuerte... son estas las únicas armas capaces de luchar contra la locura que se cierne alrdedor de Israel. Uno de los principales valores libaneses era precisamente su alucinante desarrollo económico y social en los últimos años, y aún cuando en su propio territorio convivían ciudadanos de segunda -como los refugiados palestinos, sin derecho a trabajar siquiera-, las expectativas de construir una sociedad más justa, segura y estable se acrecentaban paralelas a su emergente economía y al collage de una juventud que comprendía y disfrutaba de los beneficios de la democracia en una sociedad plural como la suya. Unas esperanzas que hoy se ven truncadas al comprobar como se destruye un país entero en el nombre de la patética Guerra contra el Terrorismo.
De seguir ETA cometiendo atentados y ante la ineficacia policial y militar española durante casi cuarenta años es posible que Estados Unidos decidiese atacar o consentir el ataque a nuestro país de la misma forma que lo consiente y apoya ahora que Israel ataca a el Líbano. Suerte que nosotros tenemos de vecinos a portugueses y gabachos; si no, estas imágenes podrían corresponder al antes y después de Barcelona en vez de al antes y después de Beirut. Lo cierto y lo increíble es que este ataque se produce sobre un país soberano que además no se defiende ni tiene capacidad de hacerlo; un país que hoy vemos en ruinas pero que hace dos días constituía una joya de modernidad.
El cariño que siento por Israel y por su gente y el respeto por la religión judía no pueden evitar lo obvio; Israel no debió nunca iniciar esta agresión y debe detenerla, o ser detenida, de inmediato.
Por cierto, Ghazi y los amigos del "otro lado" siguen bien, sin internet y con el teléfono limitado por las interferencias de satélites durante el avance terrestre israelí, pero bien -vivos y sin metralla, que ya es algo.
Y en cuanto a los iraníes, ese pueblo "oscuro", de mujeres veladas y hombres barbudos que amenazan hoy nuestra sociedad occidental, tal vez resulte interesante recordar que, en los años setenta, constitutían una sociedad moderna, desarrollada, inquieta, en todo punto "occidental". Las fotos del Irán de los setenta, previo a la revolución consentida, y en buena medida promovida, por Estados Unidos, muestran un pueblo inquietantemente parecido al español de la época.
Chema Nieto
Fotografías Irán '70: momentosdelpasado.blogspot.com.es (pulsar enlace para ver más imágenes de Irán en los años setenta)
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