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3 entradas de enero 2005

la historia interminable...

En breve fotos y mapa y toda la parafernalia; ahora la aventura, directamente de los diarios de viaje (del diario de chema, del diario de Elisa):

(Cracovia) Es domingo; llevamos desde las siete de la manyana recogiendo, limpiando, empaquetando. A las seis de la tarde la casa esta de nuevo vacia y la furgo preparada.

Subimos a casa de Tomek y Areta a devolverles las llaves y despedirnos por ultima vez. Kika no nos recibe esta vez ladrando inquieta y apoyando sus patas enormes en nuestro pecho, sino que se queja quedamente caracoleando con la cabeza gacha entre nuestreas piernas y lamiendonos las manos con una tristeza que es espejo de la nuestra.

Nos sentamos en la pequenya mesa de la cocina para tomar un te antes de partir. Mateo aparece entonces a mi lado con un grueso album de fotos que comienza a mostrarme. Me explica concienzudamente cada una de las imagenes: "esta es Gabrisha, en el mar", "estos son papa y mama en casa de la abuela", "esto son las flores del patio en verano". De vez en cuando levanta la vista para mirarme a los ojos y comprobar que le sigo atentamente, y yo le sigo. No necesito traduccion.

Bajamos las escaleras con los ojos hinchados y nos subimos a la furgo en silencio. Salimos de Cracovia sin dificultad, la ciudad todavia iluminada con motivos navidenyos, circulando entre los tranvias y los taxis con la familiaridad de quien conoce sus calles y sus manias.

Nos dirigimos hacia el Bieszczady, siguiendo la ruta que a ultima hora nos proporciono Tomek, junto a sus numeros de telefono por si tuvieramos algun problema.

Esa noche dormimos en un hostal de carretera situado sobre un pub que tiene por nombre 'Fantasia'.

.....

Llegar a Bieszczady fue toda una aventura, atravesando pueblos cubiertos por una cada vez mas gruesa capa de nieve, blanca y brillante a la luz del sol que nos acompanyo durante los dos dias que duro el viaje.

Polanczy es un pueblo idilico, rodeado por montanyas y bosques fantasticos a la orilla de un lago increible que en verano se llena de jubilados que llegan de toda Polonia.

En invierno esta practicamente desierto, hundido en la nieve, congelado en los menos veintipico grados habituales. Nosotros tuvimos suerte; 'este invierno es muy suave', nos dicen senyalando los menos cinco que indica el termometro mientras nosotros nos frotamos las narices y las orejas al tiempo que estornudamos y nos limpiamos los mocos.

Pero merece la pena; el paisaje es fascinante (aunque la furgo ya avisa que hay cuestas que no piensa subir) y la gente, como en toda Polonia, adorable.

Tenemos un hambre feroz de fotos que aumenta a medida que la nieve y los bosques y los rios helados aparecen. Pero las carreteras siguen siendo inevitablemente polacas; no hay lugares donde parar, ni arcenes, ni na. Y hasta los tractores llevan cadenas.

Lo que si hay son baches y curvas casi asturianas, y pendientes imposibles, y una hermosa capa de nieve cubriendo el conjunto.

La furgo, como un caballo obediente, intenta dando traspies agarrarse al paviemento helado y llevarnos a salvo a nuestro destino, cualquiera que sea.

Los hospedajes estan por todas partes, pero nadie acaba de creerse que vengan turistas en invierno y todo esta cerrado. Por fin, ya en el pueblo, encontramos a un polaco ingles-parlante (que es algo asi como encontrar a alguien que hable ingles en una aldea de Quiros) que nos ayuda a encontrar una habitacion dentro del presupuesto.

Ahora, en un bar disfrazado de lejano oeste, al calor de una chimenea encendida y una sopa de callos con patatas, creo que por fin podremos empezar a ver (no creo que podamos llegar a conocer) esta extranya region del Bieszczady.

Pensabamos visitar el Parque Nacional al sureste, pero las malas carreteras y la tormenta con la que el hombre del tiempo nos amenaza nos desaniman.

Asi que el jueves madrugamos con la idea de abandonar Polonia, atravesar Eslovaquia y tal vez llegar a Viena. Antes de salir nos vamos a un cafe cerca del puesto de correos del pueblo para escribir alguna postal antes de marchar.

Son las ocho y media y entramos en el bar acompanyando a la camarera que acaba de abrir; no nos da tiempo a pedir los cafes de rigor y ya tenemos a Zeignien con una botella de champan y tres copas en nuestra mesa.

No lo conocemos de nada, pero eso es lo de menos. Tampoco entiende una palabra de espanyol, ingles, frances, aleman o italiano, pero tampoco importa; el caso es que nuestro castellano y su polaco se entienden a la perfeccion.

Vestido de negro, cincuenta anyos, una barba entrecana perfectamente arreglada, sonrisa profiden y unos ojillo azules chisporroteando tras los cristales ahumados de sus gafas de sol. De su impecable aspecto solo nos alarma la gorra de Bacardi y la botella de champan ruso, ucraniano o vete tu a saber, que lleva en las manos.

El estaba euforico por algun motivo que no acertamos a descubrir, pero a esas horas no habia nadie con quien compartir su alegria, asi que sin darnos cuenta, ya se habia sentado a la mesa, pedido copas para todos (hasta para la camarera que le miraba resignada desde la barra) y empezado a hablar polaco a una velocidad de vertigo sin importarle en exceso que no le entendieramos ni gorda.

Entre senyas y dibujos conseguimos entender que el era monitor de windsurf en verano en el lago, y que los inviernos los pasaba pintando, esculpiendo madera o tocando el acordeon, que casualmente traia con el...

Tras el segundo brindis aparece el acordeon y las consiguientes melodias francesas hasta que ya despues de otro par de botellas comienzan los cantos populares a los que se une algun que otro comparsa, como aquel conductor de mercancias que ya iba por su tercer vodka para desayunar.

Entre cancion y conversacion consigo cafe y nos despedimos finalmente con efusivos abrazos e intercambio de direcciones. Las postales para otro dia.

Es la una y media. La tormenta de nieva ya ha comenzado.

(Llegamos a Eslovaquia) La frontera era de las de verdad; hasta nos mandaron abrir la parte trasera de la furgo. Uno de los policias me pregunto si ibamos a Eslovaquia de turismo, con cara de no creerselo mucho. Yo me emocione y empece a contarle todos los sitios a donde pensabamos ir: "si, yes, Eslovaquia, Austria, Eslovenia, Italy...". El sonrio convenciendose de que no eramos terroristas sino simplemente chiflados.

Atravesamos Eslovaquia a oscuras, con un viento que arrastra la nieve en remolinos a nuestro alrededor, con la carretera parcheada por agua, hielo, nieve y agujeros de todos los tamanyos imaginables.

Yo tengo bastante con controlar las culeadas de la furgo. Asi que Elisa, mapa en mano, escoge la ruta.

Terminamos en la peor carretera de montanya imaginable, con la peor tormenta de nieve que haya visto, con caravanas kilometricas formadas por camiones que simplemente se quedan atascados sin poder seguir.

En un par de ocasiones somos nosotros los que patimanos, la furgo negandose a continuar, resbalando las ruedas inutilmente sobre el hielo.

A pesar de todo, con la nieve y los camiones y sin dinero para parar, y con el hielo que hacia culear a la furgo como a una puta trasnochada, nos reimos, nos reimos todo el rato. Os aseguro que es una importante leccion que estamos aprendiendo en este viaje (* ver 'de cuando dios se descojona', del diario de Chema -proximamente en la web).

Pero al final la Volkswagen se porta, la copiloto encuentra la forma de salir de la montanya y el piloto puede descansar por fin despues de catorce horas de 'patinaje artistico', en la soleada Austria.

Paseamos por Viena y sus edificios increibles, y sus tiendas adosadas a las iglesias, y sus monumentos incontables, y sus espacios vacios de todo y llenos de vida.

Y otra vez en marcha; otro puerto, mas nieve, sensacion de riqueza desproporcionada, carreteras cinco estrellas; la Europa rica reaparece.

La luz es nueva, los colores distintos, nuestros ojos descubren los matices del cambio. Un pueblo cubierto por la nieve es un buen sitio para saciar el hambre de fotos, pero reaparece el sentido de la propiedad; solo el que tiene algo de valor tiene tambien miedo a perderlo, a ser atacado.

Es el precio del desarrollo, y el hombre que cierra su casa a cal y canto, ese que no quiere que haga fotos a la veleta de su jardin, ese que sale apresurado a apuntar nuestra matricula para defenderse, ese hombre paga por su riqueza siendo mucho mas infeliz, mucho mas asustadizo y vil que cualquier polaco de puertas abiertas.

.....

Por fin, a treinta kilometros de Eslovenia, paramos, comemos, dormimos.

Un viajero medio chileno nos habla de los encantos de Ljubljana, y ahora, a la luz de la manyana, volvemos al despertar tranquilo de las palabras, a ese rato de independencia  compartida en cualquier bar, libros, diarios, cafe.

Hasta que dentro de un rato la llamada de la carretera se incendie, se inflame y nos arrastre de nuevo a otra frontera, a otro pais, a otra gente.

Pase lo que pase seguiremos riendonos, escuchando musica judia en nuestros corazones. Hoy dios esta de buen humor.

Atravesamos una nueva cadena de montanyas y entramos, ya atardeciendo, en Ljubljana, Eslovenia.

La pequenya capital crece en paralelo a orillas del rio que tiene por nombre el nombre de la ciudad. Es un lugar tranquilo, con mercadillos, terrazas y gente paseando. En un pequenyo parque tienen una pista de patinaje al aire libre.

La poblacion es abierta, acostumbrada a los turistas (alemanes, austriacos, italianos) y todos parecen tener ganas de hablar; un camarero nos da nuestras primeras lecciones de esloveno (hvala: gracias, dober vecer: buenas tardes...); un vendedor de incienso nos habla de camaras fotograficas, de lentes y de luces...

La ciudad es preciosa, con el casco antiguo atravesado por el rio verde esmeralda, con las terrazas y las iglesias y el castillo encaramado en una colina que cada noche se desvanece junto a la luz rojiza del atardecer.

Nos refugiamos a treinta kilometros de Ljubljana -los precios de la capital son prohibitivos- en una casina preciosa, de nuevo rodeados por nieve, donde la duenya nos prepara una comida casera que esta de muerte.

Como estamos muy cerca tampoco nos perdemos la ciudad; hoy mismo callejeamos junto al rio, cotilleamos el mercado, y nos tomamos una cerveza en el coffe-shop del lugar donde una reyerta entre camellos imbuyo a Chema en la filosofia de Bruce Lee por un rato.

Asi que despues del dia, o mas bien de la semana completita, ahora nos estiramos sobre la cama de dos metros y nos dejamos mecer por la calefaccion olvidando las noches de heladas a menos-vete-tu-a-saber cuantos grados en la furgo.

.....

En un pueblo de Eslovenia, al pie de la montanya, vive nuestro amigo Marco... Tenia que salir. A punto de ir hacia Italia, perdidos entre los valles increibles de Eslovenia, la cancioncilla era inevitable.

Hacia el sur un castillo colgado entre paredes verticales de roca viva; hacia el norte Bled y su maravilloso lago con una isla en el centro a la que se llega en barca, a nado, o patinando en invierno.

Ahora estamos en ese tiempo en el que el alquiler de barcas no funciona, el agua es impracticable para el banyo y ya no hay hielo sobre el que patinar. De nuevo, con el privilegio de viajar a deshora, disfrutamos del lugar sumamente turistico sin los turistas con que amenaza la guia.

.....

Y aunque parezca imposible estamos escribiendo desde Venecia... pero esa es otra historia.

continuara...


A Través del Espejo

De alguna manera, para nosotros, esta página es como el espejo mágico de Alicia en el País de las Maravillas. Por eso resultó una tremenda sorpresa que Ana Ana consiguiera atravesarlo para presentarse en nuestra casina de Cracovia.

Casi no podíamos creer que estuviera aquí, en carne y hueso, y que sintiera la misma calidez de la que os hemos hablado durante todo Ana_diciembre_059el mes.

Sacamos todo el Irán que ella traía en los ojos, lo pusimos en la mesa de algún bar,   junto a nuestras aventuras y algunas cervezas Ana_diciembre2_007polacas, y nos lo bebimos todo, desde la primera foto hasta la última anécdota.

Anayelisa Nuestra familia adoptiva estuvo encantada con la llegada del nuevo vástago; nos pasearon de museo en museo, nos regalaron otra de sus veladas polacas...

Los días, repartidos entre callejear, charlar y dormir, se escurrieron tan rápido entre Anaenaeropuerto nuestros dedos que apenas la habíamos recibido cuando la tuvimos  que despedir.Jana

Poemas persas, barrio judío, desayuno con dátiles, vodka con sabor a cerezas; Lisa Simpson abrazada a su saxofón en algún club, una virgen negra que nadie sabe por qué lo es... Anabar

Casi un sueño, un delirio... para nosotros el mejor regalo.

Fdo: Elisa

Kika Ahora que la furgo ronronea zalamera, invitándonos a seguir viajando, nos despedimos ya, no sin esfuerzo, de Ana, de Tomek y Areta, de Kika, de los críos; de las cervezas de medio litro, de los pierogi, de la trompeta que suena a cada hora; de tantos Gabrielaymateo amigos y de tantos desconocidos; de la casina, de los clubs de jazz, del barrio judío; de Hofaz y de Rozycki; del tipo que toca el acordeón en la esquina de Szpitalna, de la vendedora de cigarrillos; nos despedimos del muro de los artistas, de los tranvías, de los puestos de kebab, del Rynek que cambia cada día; nos despedimos de las voces polacas, de las canciones Chemayelisa ucranianas y de las fiestas sin motivo; nos despedimos hasta del frío.

El licor de miel y un vodka polaco -creo que de guindas, pero vete túCenadespedida  a saber- sirvieron para regar ayer la fiesta de despedida "oficial", junto con el "Lácrimas Areta" -un tinto que preparan Tomek y Areta en el patio trasero- y un tempranillo (Valde-no-sé-qué) que encontramos por aquí más alguna que otra botella de cerveza.Casadiellas

Para forrar, además de embutidos varios, patés y otras delicias, tenemos nada menos que casadiellas -unas casadiellas riquísimas que preparó Eli inspirada por Tomek su abuela, y que le salieron para chuparse los dedos de los pies.

Las charlas se alargan, las historias se mezclan, las canciones surgen aquí o allá dependiendo de dónde esté la guitarra que baila de mano en mano; el ruido, las voces y las risas no cesan en toda la noche.

Y sin embargo, precisamente esta noche, resulta difícil evitar que los ojos se nos ahoguen de vez en cuando, con este abrazo, con una palabra, con aquella sonrisa.Aretacena

Nuestra familia adoptiva nos invita a volver; nos ofrecen casa y nos venden la moto de lo fácil que resultaría para nosotros trabajar aquí mientras nos aseguran que ya se han acostumbrado a tenernos cerca, a vernos llegar desde su ventana, a irse con nosotros de excursión, a pasar alguna que otra tarde de charlas y cervezas.

A nosotros nos pasa lo mismo.

Los vamos a echar de menos.


Amortizando el Curso de Clown

pues al final resulta que no es tan típico como pensábamos disfrazarse en noche vieja...

por uno de esos pequeños errores de traducción, terminamos dando vueltas por el centro de Cracovia en esos discretísimos disfraces que veis más abajo. por supuesto no había NADIE disfrazado y acabamos haciendo el payaso y dejándonos hacer fotos por turistas y cracovienses (que por fortuna pensaban que éramos parte del espectáculo y por tanto no se ofendieron; que aquí, además de ser muy religiosos, resulta que el Bufón es un personaje muy respetado y querido, parte de la tradición de la ciudad... si, nos enteramos más tarde).

total, que si una familia de actores y chiflaos os invita a pasar la noche vieja en una fiesta de disfraces, no penséis por ello que eso es lo típico...

eso si, ¡la fiesta genial!