¡Feliz Año!
31/12/2004
Aquí el Sylwester (la noche vieja) lo celebran con disfraces... ¡nosotros ya estamos preparaos!
Os deseamos lo mejor y que lo paséis muy bien y que os toméis una copina de champán a nuestra salud.
Ala, a correrla!
Aquí el Sylwester (la noche vieja) lo celebran con disfraces... ¡nosotros ya estamos preparaos!
Os deseamos lo mejor y que lo paséis muy bien y que os toméis una copina de champán a nuestra salud.
Ala, a correrla!
Pa los despistaos; en el álbum de Cracovia (que está a la derecha, arriba del todo), además del mapa chulo acordaros de mirar más abajo (si pincháis en 'entrar en la galería' podréis ver nuestras fotos).
Pues eso. Ah, y ¡¡Feliz Año a Todos!! (ya os contaremos de nuestra Noche Vieja -que aquí se llama Sylwester). Ala, cuidadín con el champán y muchos besos y abrazos.
Un pedazo de pan de misa reposa en cada plato. Todo está dispuesto con esa elegancia sin ostentación; velas, ramas de pino, platos de varias vajillas -que somos muchos-, un ramillete de muérdago que te apremia a besar a los que quieres, un árbol de más de cuatro metros presidiendo la entrada. Hoy cenamos con los padres de él; mañana comen con los de ella. No es tan distinto, ¿eh?
Un plato vacío simboliza la hospitalidad; cualquiera que venga será bien recibido: es Navidad.
Antes de empezar, a cumplir las tradiciones; cada uno toma el pan de misa de su plato e intercambia un trocito con todos los demás, uno a uno, dedicando ese minuto en exclusiva para darle sus mejores deseos, todo su amor. Apenas un minuto para cada uno, para esa mirada personal, para ese afecto dirigido.
La sensación era tan cálida, tan familiar, que nos sentimos cohibidos, e intentamos dejarles intimidad. Pero pronto toda la familia desfilaba entre nosotros para tratarnos del mismo modo y darnos todo su cariño.
En el mismo ambiente familiar, casi sobrio, comienza la cena. Nadie ha comido en todo el día. El trabajo ha sido duro y están hambrientos, pero no se abalanzan; se respira un respeto profundo.
Se sirven doce platos, nos dicen, en honor a los doce apóstoles, aunque algunos son simbólicos y se comen juntos y todos son muy sencillos.
Empezamos por un caldo suave de verduras y setas, el primero. Se le echan patatas cocidas y hacen dos. Otro caldo típico, de remolacha, tres, que con pierogi -pequeños tortelini rellenos de verduras- hacen cuatro. Ahora un plato único, olvidado ya, especialmente preparado por la abuela de Areta para esta noche; fabes de granja con higos. Llevamos cinco. 'Kapuska'; repollo con alubias blancas y zanahoria, cocinado con vinagre. Van seis. Pepino crudo para acompañar, siete. Suma y sigue. Carpa al estilo Judío; pescado frío con gelatina y verduras, delicioso; ocho. Contad conmigo. Ensalada verde, nueve. Carpa frita con rebozado dorado y crujiente, diez. Y por fin los postres. Dos tipos de tarta, una de chocolate y otra de nuez, hechas con semillas de amapola, que están de muerte y que hacen el once y el doce.
Apenas hemos terminado y los niños salen disparados hacia el árbol; los regalos ya están allí. Como locos empiezan a leer los nombres de los paquetes y a describir su forma y tamaño a todo el mundo. De pronto Gabriela grita 'Chema y Elisa', y nos acerca un paquete multicolor. Los adultos sonríen y bajan la cabeza. Nosotros no sabemos donde meternos. Es un libro de Cracovia, una auténtica joya; la fotografía es increíble; mapas y dibujos que casi te cuentan la historia por sí solos.
En fin, que estamos emocionados, y de pronto suena el timbre. Pasos apresurados, ladridos de Kika, y otras siete personas que se abalanzan al salón armados de flautas y cerveza y cantando villancicos...
Julia tiene una voz increíble; la ha heredado de su madre. Estudia dirección de orquesta. Su padre, actor retirado, la mira embobado y le hace los coros. Habla con nosotros en un inglés perfecto, casi teatral. Y entre historias y risas cantamos, charlamos, brindamos...
Chema se hace al fin con una flauta y nos arrancamos por populares; allá van 'veinticinco de diciembre', 'Asturias patria querida', 'pero mira cómo beben' y hasta 'las muñecas de famosa'. Luego a su casa, aquí al lado, a seguir la fiesta.
Bailamos todas las danzas populares que Julia es capaz de recordar, y os aseguro que son muchas. Comemos de nuevo, más pescado estilo Judío: receta especial de la familia que llevan veinticinco años preparando y año tras año no se ponen de acuerdo en su composición.
Probamos el vodka a pesar de las advertencias, pero allí donde fueres... ya sabéis.
En fin, que llegamos a casa satisfechos y exhaustos, con más amigos y cada vez más enamorados de Polonia.
Feliz Navidad.
Para el Zoroastrismo -una de las religiones más antiguas que se conocen y que tiene su origen en Persia- existen dos principios fundamentales; Ormuz y Ahriman; el Orden y el Caos.
En la noche del 21 de Diciembre -la noche más larga del año- se celebra en Irán el Yalda, el principio del fin del caos; la decadencia de Ahriman, el regreso de Ormuz. En este último día de Ahriman, alguien entró en nuestra casina de Cracovia...
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Por una de esas extrañas coincidencias, aquella mañana nos habíamos llevado el ordenador con nosotros; madrugamos para hacer fotografías y visitar galerías (el I.C.Center, la Starmach Gallery, el Piano Nobile...) y callejeamos durante todo el día, descargando imágenes en el ordenata de cuando en cuando y descansando en bares increíbles, como aquel sótano fascinante del Rynek Glowny 45, o aquel otro, el Boogie Club creo que se llamaba.
A las nueve de la noche regresamos a la casa. La ventana del baño estaba abierta, la cortina descolgada, una maceta rota, el bolso amarillo de Eli en medio de la sala, el carnet de conducir en el suelo, libros y libretas desparramados en una esquina. Nos faltan los móviles, dinero suelto, un estuche de acuarelas... y las llaves de la furgoneta.
Celebramos la noche más larga del año en casa, en compañía de una pareja del 'CSI' que se dedicó a hacer fotografías y sacar huellas de lugares imposibles. Echan de menos el desorden habitual en un robo, pero es que Eli, cuando yo salí a avisar a la poli, había aprovechado para ordenar el 'escenario del crimen'... Por algún motivo la pareja del CSI no parecía agradecida (como veis, las pelis no sirven de mucho; en cualquier situación de estrés siempre acabamos haciendo las mismas tonterías que la rubia protagonista).
En cualquier caso, el fin de Ahriman también marca el comienzo de Ormuz, y con ello el comienzo del 'orden': hemos tenido que cambiar las cerraduras de la frago; las llaves, protagonistas indiscutibles de esta primera mitad de nuestro viaje hacen un mutis espectacular. Nosotros, ya tranquilos, celebramos la noche buena en compañía de polacos adorables (ver la jugosa descripción de Eli más arriba).
Estas navidades son sin duda especiales, diferentes.
Anteayer, después de un día larguísimo de tranvías y garajes y declaraciones oficiales, nos escondíamos un rato en un barín de Szeroka. Allí, al calor especial que tienen los locales judíos de Cracovia, intentamos ordenar las emociones de los últimos días. Recordamos, casi al mismo tiempo, por qué estamos de viaje, y con una sonrisa compartimos la extraña sensación de que nadie puede robarnos lo que realmente nos importa.
Así pues, la aventura continúa.
¡Feliz Navidad a todos!
Esto no tiene nada que ver con nuestro viaje... o tal vez si. El caso es que Ana nos cuenta esta historia desde Irán, donde está echando una mano (todavía) por lo de aquel terremoto que hubo en Bam hace un año. A pesar de toda la ayuda y del trabajo de los locales, la ciudad permanece prácticamente destruida.
A Nev, un fotógrafo amigo suyo que llevaba un tiempo trabajando en Bam, se le ocurrió conseguir cien cámaras (de las de usar y tirar) y entregárselas a cien personas de la ciudad para que realizasen fotos de su vida diaria. ¡Y lo hizo! ¡Consiguió las cámaras, las entregó, y la gente se dedicó a hacer fotografías!
Después hizo una selección de las mismas y las terminó llevando a Londres, donde la exposición fue un éxito.
Hace unos días trasladó la exposición a Bam, colocando las fotografías en la ciudadela, al aire libre, sobre caballetes de madera. Uno de esos vientos que sólo los más viejos saben preveer barrió anoche con toda la exposición.
Nev se levantó temprano y fue hasta la ciudadela sabiendo lo que iba a encontrarse; todas las fotografías desperdigadas por el piso de arena. Así que al verlas, atinó a proteger algunas de ellas colocándolas boca abajo y marchó a buscar al guarda para que le echase una mano.
No habían pasado diez minutos cuando regresó y se encontró que la gente que comenzaba a pasear por allí -y especialmente los niños- estaban todos atareados en recoger y ordenar cada una de las fotografías... ¡y se quedaban para verlas!
El ochenta por ciento de los habitantes de Bam han perdido familiares directos en el terremoto. Hoy los supervivientes tienen serios problemas incluso para encontrar comida. Y sin embargo aún tienen la curiosidad y la energía suficientes como para ver y proteger una exposición de fotografías de la ciudad.
Si pinchas aquí podrás ver las fotos; la gente añadió a cada una de sus fotografías un comentario que también podrás leer en la página (eso si, en inglés). Las imágenes no dejan de ser duras; los habitantes aún no se han recuperado del horror. Y sin embargo estas fotos son capaces de transmitir una alegría incipiente, algo así como un trocito de esperanza.
El Benja, que es un artista -y por lo que parece está ocioso-, nos manda esta canción, con licencia Open Source Music. Si me entero de cómo hacerlo, colgaré la versión cantada por nosotros; mientras tanto disfrutad de la letra; ¡nosotros al menos nos descojonamos un buen rato! (la música se 'parece' a la canción "Pacto Entre Caballeros", del Sabina)
La Canción de los Bongobundos, por Benja y su Coro Ferrolés
(Aquí arriba tenéis un enlace a un "absolutely-unplugged" que nos pasó el Benja, cantado (o casi) por el inigualable Conjunto de Coros, Danzas y Otras Juergas 'Sobremesas Alcohólicas del Ferrol'. Lo publicamos aquí sin el permiso de los cantantes -que, según nos dicen, juraron no hacer públicos estos exabruptos musicales)
Las llaves de la fregoneta
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RE
Son las ocho menos cuarto
MI7
y ya el Chema está que salta,
SOL RE
por hacerse unas millas al volante.
RE
"Mi destino está en Malta
MI7
aunque tenga que ir en barco,
SOL RE
pero por Cracovia nos pasamos antes".
LA
La Elisa está que flipa
SOL
"No ganamos pa gasolina,
SIm LA SOL
menos mal que Marte no nos pilla a mano".
FA#
Camping gas pa la cocina,
SIm
diez chorizos, unas pipas
MI MI7 LA
y una cama del Ikea que mola mazo.
RE
Se llenaron las mochilas,
MI7
conjuraron a unas brujas,
SOL LA RE
y calentaron los asientos, con el culo.
DO# RE
Y corrieron que te rilas,
SI
¡vaya par de granujas!,
SOL LA RE
aventureros como estos, no hay ninguno.
RE
Se encontraron con más gentes
MI7
que con orcos el señor Frodo,
SOL RE
pero todos les hablaban en gabacho.
RE
El Chema quiso usar la mente
MI7
y comunicarse de este modo,
SOL RE
pero a todo Dios dejaba hipnotizado.
LA
Y a estos grandes trotamundos
SOL
a veces les pasa de todo.
SIm LA SOL
Casi están apunto de irse de bareta.
FA#
"Somos los bongobundos
SIm
¡acudid en nuestro socorro!,
MI MI7 LA
m'an quedao las llaves en la fregoneta"
RE
Y alli vino el ciento doce,
MI7
los bomberos y la pasma,
SOL LA RE
la Elisa no sabía ande meterse,
DO# RE
Luego un grito en la noche:
SI
"¿que ye esa luz naranja?"
SOL LA RE
"¡La jodimos Eli!... Ye el aceite".
RE
Pero no hay nada que les pare
MI7
los pies a los bongobundos,
SOL RE
ni aunque lo intente la Teoría del Caos.
RE
Ni en el valle mas profundo,
MI7
ni en los ríos ni en los mares,
SOL RE
ni aun perdiendo el aceite por todos lados.
LA
Y Jacob, el caballo triste,
SOL
celebró mucho su llegada:
SIm LA SOL
"Necesito que me rasquen las orejas".
FA#
Y ni centeno ni cebada,
SIm
dime Jacob ¿que comiste?
MI MI7 LA
"Me pusieron de manzanas hasta las cejas".
RE
A la casina de Cracovia,
MI7
llegaron los dos felices,
SOL LA RE
"El calor humano aquí no nos llega"
DO# RE
Al frío le tienen fobia,
SI
la cosa tiene narices
SOL LA RE
aquello mas se parcece a una nevera.
RE
frío, frío de nevera
MI7
frío, frío de nevera
SOL LA RE
frío, frío... de nevera
RE
frío, frío de nevera
MI7
frío, frío de nevera
SOL LA RE
frío, frío... de nevera
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¡Gracias Benja! ¡Es genial! Nosotros aquí ya la estamos cantando (y encima ya te has ganado a la Eli, que está loca por el Sabina)
Dice Benedetti: "Una muchacha que se desnuda sin testigos para que sólo la miren el espejo o el sol, en realidad no está desnuda".
Eli se descojona; yo tampoco sé de qué estoy hablando. El hecho es que seguimos revolviendo por Cracovia, callejeándola, disfrutando los rincones tanto como los bullicios. A la izquierda teneis la plaza del Rynek; a la derecha, un pordioser ensayando.
Este cielo de invierno no da pa muchas fotos, pero aunque no podáis mas que imaginarlo, esta plaza es un bullir de gente, de voces, de colores y olores, llena de mercadillos y artistas callejeros, de música...
Las mañanas son para mirar; las noches las repartimos entre clubs de jazz, bares de música en vivo y sobremesas con nuestros caseros, que ya son como nuestra familia adoptiva aquí en Polonia.
El domingo nos llevaron de excursión a ver un castillo que hay en un parque nacional, a las afueras de Cracovia; nos fuimos con ellos y sus dos críos. Fue una pasada, a pesar de no encontrar dragones ni doncellas.
A la hora de comer (pizza, ketchup y cocacola, que vamos con guajes), Tomek y Areta están preocupados; "no os asustéis de los locales" -nos dicen- "suelen venir aquí a emborracharse y ver la tele cuando salen de misa". No sé qué imagen tienen ellos de los pueblos españoles.
En fin; nada más por ahora. Abrimos un nuevo álbum con fotos de ellos y los críos.
Pues eso. Dejad de atiborrar las despensas de turrón y polvorones, y escribid, que nos entra la morriña navideña...
Pues sí, aquí estamos disfrazados de mineros
... y es que nos colamos en la mina de sal de Wielicka. No en el museo, no, aunque es muy chulo y todo lo que queráis, sino en la mina... ya nos véis
(si, Anaguti, nos acordamos de tí, aunque esta vez nadie se partió un brazo). Un amigo de nuestros caseros (el que está tras la puerta, aquí a la derecha) que es profe en la facultad de geológicas se ofreció a llevarnos con un grupo de estudiantes. A este kolega (que es como se dice 'amigo' en polaco) lo conocimos en una fiesta que nos dieron los vecinos... una de esas fiestas que terminan en cantos populares. En fin; aquí abajo tenéis a Eli con parte del grupo, muy atenta a las explicaciones que nos daban (en polaco, claro... aunque luego el profe nos hacía las pertinentes aclaraciones en inglés... y es que estamos de un internacional que no veas).
La mina es una pasada, y la experiencia fue genial.
Y por ahora no os contamos mucho más; que seguimos enamoraos de los polacos y disfrutando como enanos.
Ah, si, incluimos un pequeño álbum con fotos de la casina de Cracovia; hoy sólo hicimos fotos a las paredes... en breve más ;)
¡¡YA TENEMOS MÁS FOTOS DE LA CASINA!! (y a ver si nos escribís, jodíos, que nos tenéis abandonaos; nosotros conectaos al internete día si, día también, y vosotros... qué, ¿¡de vacaciones!?)
-gracias Bertasuel y Pequeño Saltamontes; sois las únicas incondicionales. ¡¡Elíaaaaas!! ¡¡Deja de jugar con el móvil y escribe aquí!!
En la mina de Wielicka (ver 'Trastiando...' más arriba) encontramos unos establos bajo tierra. Hace sólo dos años que están vacíos.
Al salir de la mina Eli escribió este cuento.
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"Jacob"
Jacob es un caballo triste. ¡pincha aquí!
Nació hace doce años; unas manos fuertes, toscas, tiraban de sus cuartos delanteros mientras su madre empujaba. Lo sacaron al mundo sin miramientos. Tardó un buen rato en ponerse en pie; estaba débil y aturdido.
Una lengua áspera le limpiaba la sangre mientras él se tambaleaba, tratando de ver.
Por fin, la silueta de su madre se hizo nítida. Era una yegua torda, trabada, de un pardo sucio y con una estrella blanca en la frente, como él. Encontró las ubres y mamó, llenándose de vida.
Poco a poco empezó a conocer cómo era el mundo; su madre le enseñaba.
- La tierra es arena, gravilla y barro; el sol es amarillo y tenue y aparece a cada trecho; el cielo es roca y sal. Y alrededor hay más sal, madera y hombres. Los hombres son los dueños del mundo; tú obedeces y ellos te dan comida y agua. Algunos son buenos y otros no lo son.
Jacob pensó que el mundo era sencillo y que parecía fácil sobrevivir en él.
Hasta los dos años de edad no empezó a trabajar; por fin iba a salir de la cuadra. Estaba emocionado y nervioso. Dos hombres lo amarraron a una carretilla junto a su madre y comenzaron a caminar. Había pasillos interminables que se abrían a cada paso, como un laberinto. Pero los hombres parecían no perderse jamás.
Ese día, al volver, estaba cansado y hambriento como nunca. Acababan de dejarlo comiendo, cuando aquel hombre se acercó. Pensó que había que volver a tirar de aquella carretilla llena de rocas, pero el hombre comenzó a cepillarle el pelo y las crines, a quitarle todo el polvo que la mina había dejado en él. El placer era inmenso. Luego lo acarició un buen rato y le dio una manzana. ¡Una manzana! Él nunca las había probado. El sabor le inundaba la boca y el jugo le corría por el cuello ancho. Al quedarse solo, Jacob pensó que el mundo era genial, y que ojalá al día siguiente pudiese comer otra manzana. Luego se durmió, tranquilo, contemplando los destellos de la sal en el cielo de roca.
Pasaron los años. Su madre murió, pero había estado muy enferma y nuestro amigo pensó que ella iría ahora a un mundo lleno de manzanas. En ese tiempo descubrió -como su madre decía- que algunos hombres no eran buenos, y que daban golpes en vez de frutas, pero eran los menos, y en general Jacob era feliz. Había un minero, uno de ojos grandes, como de caballo, que le quería especialmente. Siempre le daba azúcar y le rascaba detrás de las orejas.
Un día a Jacob lo llevaron por un corredor que no conocía. Había algo extraño, porque no le habían puesto las cinchas, ni veía ninguna carretilla. Cuando intentaron meterlo en una caja de metal, se puso nervioso y empezó a cocear. El hombre de los ojos grandes lo tranquilizó y entró él primero para convencerlo. Jacob le quería y le siguió, pero sentía que algo no iba bien.
De pronto la caja comenzó a moverse. El estómago se le encogió, se mareó. Cuando al fin se detuvo, una luz horrible le cegó los ojos. Lo pasaron a otra caja mayor, con ruedas, y cuando pudo ver vislumbró a su amigo alejándose muy deprisa.
Tuvieron que sacarlo de allí a la fuerza. No sabía donde estaba pero aquel no era su mundo. Había un suelo verde muy extraño que se aplastaba bajo sus cascos. El cielo era de un azul rabioso y cegador. Lo llevaron a un cercado y lo dejaron allí.
Pasaron tres días sin que nadie le diera comida. Estaba exhausto. Al cuarto día dos hombres se acercaron. Uno con un extraño sombrero de paja le hablaba al otro diciéndole que no comprendía por qué no comía, y señalaba al suelo verde.
- ¿Pero están locos? -pensaba el pobre Jacob- ¿Qué quieren que coma?
A partir de aquel día, y como si le hubieran comprendido, empezaron a traerle grano. Pero nunca más probó una manzana.
El hombre del sombrero no le pega, pero tampoco le rasca tras las orejas. Se limita a mirarlo extrañado cuando el pobre Jacob intenta huir de las gallinas; unos demonios de alas rojas y garras amarillas que se empeñan en perseguirle; erizando la cresta de sus cabezas malévolas le roban el grano y le quitan el sueño.
Por la noche, la terrible luz se apaga, y los demonios se duermen sentados sobre un palo.
Entonces el caballo mira al cielo e intenta imaginar que las estrellas son la sal que brilla en su mina.
Elisa Robles,
Cracovia, Diciembre 2004.
Nota de Prensa: Diario Dziennik Polski, Cracovia, febrero de 2002:
< Tras las numerosas protestas de la Sociedad Protectora de Animales, la directiva de la Compañía Minera de Sal en Wielicka (Kopalnia Sóla Wielicka) decide liberar a su último caballo.
"Jacob, de doce años, es el último de una estirpe de animales criados en las propias minas para llevar a cabo trabajos impropios" afirma Grabiez Marchewka, representante en Polonia de la SPA-Internacional.
"Estos animales crecían y morían a ciento treinta metros de profundidad, con la única compañía de mineros y cuidadores" -continúa Marchewka. "Con su liberación se consigue completar la sustitución de estos animales por maquinaria pesada en las minas de nuestro país. Nos alegra profundamente que Jacob, el último de todos ellos, pueda al fin disfrutar de la luz del sol" >
Como vemos que os aburrís mucho cuando os dejamos solos, os vamos a presentar (a los que frecuentáis la página al menos) para que os comuniquéis en nuestras breves ausencias.
Así mismo animamos a los tímidos a que participen hasta ganarse su propia presentación.
: Del Hospital de Arriondas, y por riguroso orden alfabético;
- Ana, alias Anaguti, alias Yuquita, alias "la cortada"; le salen coloretes tan fácilmente como la sonrisa. Pero atención; si saca el dedo puede resultar peligrosa.
- Ana RB, que anda oenegeando por Irán. Conversaciones transcedentales sólo si dispones de mucho tiempo; adora los dobletes.
- Bea, que dejó descansar los pasillos de Arriondas para ir a taconear a la UVI de Oviedo.
- Marty, alias Archy; no nos responsabilizamos de las consecuencias si la sacas a bailar.
: Por Parte de Eli:
- Bea Primi: la genética manda; no la saques de fiesta. Es incansable (más que yo).
- Iván, alias Billy; Kenny el de South Park es uno de sus héroes. Para más información pincha aquí.
- Javi; un Félix Rodríguez de la Fuente versión sidreru; lo mismo val pa un roto que pa un descosío.
- Sergio y Mireia: Son pareja y residentes en Gijón; por 25 pesetas, nombres de juegos clásicos, como por ejemplo 'Mireia Bebe'. Un dos tres, al medio otra vez...
: Por Parte de Chema
- Chema Otro: el progenitor. Muy majo (¡gracias por subvencionar esta página, papi!)
- Berta, alias Bertasuel, alias 'la pelonina': es muy tierna; siempre se acuerda de tí cuando encuentra aquel libro o disco que le dejaste hace años... (¡¡¡enhorabuena por las opos!!!)
- JJ: guía gastronómico, desfacedor de entuertos y padrazo; si consigues emborracharlo -cosa nada fácil- te cantará Duncan Dhu y hablará inglés con acento ruso.
- Pequeño Saltamontes, alias Esthercita; UVIera de vocación, se ganó el sobrenombre de Pequeño Saltamontes antes de hacerse campeona de Taekwondo.
- Ratuky, alias Mary, alias Primina; hacker de la generación del teléfono móvil, consigue hablar nuestro idioma a duras penas.
- Tía Marisa, alias 'la tía más tía'. Aventurera incansable que anda persiguiendo el viento; mi primer viaje a Cuba fue con ella, cuando yo apenas tenía trece añinos.
- Benja; sin comentarios: la foto y la canción de los bongobundos lo dicen todo. (así se hace, Benja; te has ganado la presentación con honores y laureles).
- Pat, alias 'mami'; también se ha ganado la presentación... y tampoco la necesita (¡ole mami! ¡a seguir escribiendo!).
- Amir y Alex; exiliados iraníes, nacionalizados estadounidenses... y colegas míos; sin esperanza. El Alex es pediatra y anda ahora por California. Amir se refugia en Nueva York donde termina su doctorado en Hermenéutica con la inestimable ayuda de Goethe, Hafiz y Adorno (grandes tipos).
.............................
por cierto, muchos de vosotros ya estáis en la galería de invitados, pero los ausentes, que sepáis que si no estáis es porque no tenemos fotos vuestras. así que no os cortéis y mandarnos una bien chula pa colgarla (además, ahora que los de hotmail se volvieron locos y tenemos más megas en la cuenta que qué se yo, pues eso, que nos mandéis las fotos a [email protected] o a [email protected] ).
y por último, recordaros que en breve tendremos fotos de la casina de Cracovia donde nos estamos alojando (¡hasta enero, con internet y todo!) y completaremos las aventuras que tenemos atrasadas.
pos fale.
(vaya... así que desde Cracovia que no retocaba esta página!)
ñññññññññññññññññññññ!!!!!